viernes, 3 de agosto de 2012

SE ABRE UNA GRAN PUERTA, LA DEL AÑO DE LA FE

 



Benedicto XVI prepara nueva encíclica sobre la Fe, como "un gran regalo por el Año de la Fe".
El Santo Padre ya ha concluido el tercer volumen de su trilogía sobre la vida de Jesús, que consistirá en un manuscrito dedicado a Jesús de Nazaret", y "después, quizá también tenga lugar una encíclica".

Después de escribir sobre la caridad y la esperanza, una encíclica dedicada a la fe completaría las cartas que el Santo Padre ha dedicado a las otras dos virtudes teologales: Deus caritas est (Dios es caridad o amor), del 25 de diciembre de 2005; Spe salvi (Salvados por la esperanza), de 2007, y Caritas in veritate (Caridad en la verdad) de 2009.

El Cardenal Tarcisio Bertone señaló, que el ministerio del Papa significa "cuidar de los demás, defender a los más débiles, los necesitados, y a imagen y semejanza del buen pastor, hacer resplandecer la realeza de Cristo".

Se acerca el Año de la Fe, que comenzará el 11 de octubre de 2012, en el cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II, y los 20 años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, terminará en Cristo Rey del año siguiente, el 24 de noviembre de 2013. Invitamos  a todos a que podamos “descubrir de nuevo” aquello en lo que creemos. Compartimos las frases que nos parecieron más importantes de la carta Porta Fidei, en la que nuestro Papa Benedicto, XVI convoca al Año de la Fe:


Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida.

Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente.

Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza.

 (…) la Iglesia, abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre necesitada de purificación, y busca sin cesar la conversión y la renovación. La Iglesia continúa su peregrinación “en medio de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios” (…).

 (…) esperamos que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble.

 La alegría del amor, la respuesta al drama del sufrimiento y el dolor, la fuerza del perdón ante la ofensa recibida y la victoria de la vida ante el vacío de la muerte, todo tiene su cumplimiento en el misterio de su Encarnación, de su hacerse hombre, de su compartir con nosotros la debilidad humana para transformarla con el poder de su resurrección.

 El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad.




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