jueves, 23 de abril de 2015

Amo intensamente




Amo intensamente esta nueva vida que tú me has regalado.

Soy inmensamente feliz invadida de este amor.

Solo tengo miedo a que me lo quites.


Me has hecho nacer en otro lugar donde no conozco nada y tengo que aprenderlo todo.

Siento el temor de quien camina por un lugar que desconoce, sin referencias y , algunos ratos, echo el pie hacia atrás, como hacía Pedro sobre el mar.

Pero, ya no sirve.

Atrás no hay nada que yo quiera ya.

¿Cómo, después de haber sido invadida por este amor “totalitario” pueden volver a mirar mis ojos al mundo que yo vivía?

¿Cómo puedo rogarte que me regales tu cielo, cada día?

¿Cómo puedo hacer para que me admitas en tu reino?

¿Cómo lograr quedarme hospedada siempre en tu casa, Señor?


Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente y práctica la justicia,
el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró aún en daño propio,
el que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
Salmo 14

Nuestro auxilio es el nombre del Señor
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello
Salmo 123

 Olga Alonso 

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