domingo, 31 de mayo de 2015

Busqué flores para TI


Para despedir el mes de Mayo, mes de MARÍA




Creí Señora mi pecho 
de la cadencia olvidado 
Mas quedé para Ti flores 
en los jardines y prados 
y en arriates de sueño 
y en los surcos del milagro 
y en las plazas escondidas 
y en los desiertos collados 
y en las riberas umbrías 
y por los huertos cerrados.

Busque flores para Ti 
que es tenerlas en la mano 
porque al evocar tu nombre 
toda la luz se hace nardo 
y de jazmín se hace aire 
y toda la sangre amarando 
y violetas los recuerdos 
y fina azucena el tacto 
y gardenia la mirada 
y margarita los labios 
y clavel el corazón 
y las espigas geranios.

Busque flores para Ti 
que es tenerla en la mano 
porque el ángel del dolor 
las hace surgir del cardo, 
y de la piedra desnuda 
y de la arista del canto 
y de la pena escondida 
y del fondo del quebranto 
y de la frente cansada 
y del hundido costado 
y del pecho sin latido 
y del lamento quebrado.
 
Busqué flores para Ti 
triste y desesperado 
porque el jardín de mi voz 
Señora estaba agotado
Pero me postré a tus plantas 
y con los ojos clavados 
en la gloria de Tus Ojos 
de lagrimas arrasados 
sentí como me llenaba 
de flores mi rosal blanco 
y grité como el que encuentra 
lo inútilmente buscado 
y canté como el que canta 
por el goce desbordado 
y de oración alabanza 
yo compuse un nuevo ramo 
para Ti, que ere la Reina 
de los celestiales prados, 
de los eternos jardines 
de los arriates altos
de las riberas de cielo 
y de los surcos dorados
Para Ti que eres la Reina 
del puro amor entregado 
de los caminos sin sombra
y de ese Valle Sagrado 
que los ángeles vigilan 
al resplandor de tu llanto 
Y ante tu altar Virgen mía 
yo me quedé musitando 
¡ay! quien pudiera Señora 
ser flor de ese humilde ramo.

(Antonio Pedro Rodríguez Buzon)  



sábado, 30 de mayo de 2015

La desconfianza de Israel


                  
            La historia que Dios hace con el pueblo de Israel es un espejo de la historia de nuestra fe. También nosotros enfrentamos situaciones de peligro, angustia, carencia de todo tipo. Hay etapas de nuestra vida en que estamos sobrecogidos por crisis profundas. En estas situaciones es fácil abrazar la salida engañosa. Es tal la pesadez que nos abruma que no nos preguntamos absolutamente nada, actuamos sin ningún discernimiento ni planteamiento de fe. Esta actitud nos revela algo que nos pone en la verdad: nuestra increencia o, dicho con otras palabras, nuestra falta de confianza, es decir, constatamos nuestra fe infantil; nos sentimos golpeados por vientos que nos tambalean existencialmente.

Vayamos a algunos textos de los profetas que nos indican esta tentación y caída del pueblo de Israel. Veremos situaciones en las que su propia forma de pensar, su prudencia, son más creíbles y más eficaces que las promesas de Dios. Empezamos por Isaías: "¡Ay de los hijos rebeldes que ejecutan planes que no son míos y hacen libaciones de alianza que no son a mi aire, amontonando pecado sobre pecado! Los que bajan a Egipto sin consultar a mi boca para buscar apoyo en la fuerza del Faraón y ampararse a la sombra de Egipto. La fuerza del Faraón se os convertirá en vergüenza… Todos llevaron presentes a un pueblo que les será inútil, a un pueblo que no sirve de ayuda ni de utilidad sino de vergüenza y de oprobio” (Is 30,1-5).

Recordemos que Dios había sido la protección de su pueblo a lo largo del desierto. Su sombra, que le acompañaba por medio de la nube, indicaba su presencia. Israel se olvida de todo esto; tiene la persuasión de que el Dios que protegió a sus padres no tiene que ver nada con ellos. Por eso deciden apoyarse en la fuerza del Faraón, ampararse bajo la sombra de Egipto.

El mismo Isaías, un poco más adelante, continúa exhortando a su pueblo: “¡Ay, los que bajan a Egipto por ayuda! En la caballería se apoyan y confían en los carros porque abundan y en los jinetes porque son muchos; mas no han puesto su mirada en el Santo de Israel, ni a Yahvé han buscado.”(Is 31,1).

Estas exhortaciones del profeta a su pueblo para que no se apoye en la fuerza de Egipto, en los jinetes, en la caballería, etc., las va a pronunciar con toda solemnidad el mismo Señor Jesús: “El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida” (Jn 6, 63). El Señor Jesús está anunciando con autoridad que, ante una situación que puede llegar a ser caótica, la carne, es decir, el apoyo que no tiene  nada que ver con Él, es inútil para sostener nuestra vida.

También Jeremías se expresa en la misma dirección: “¿Es un esclavo de Israel, o nació siervo? Pues ¿cómo es que ha servido de botín? Contra él rugieron leoncillos, dieron voces y dejaron su país hecho una desolación, sus ciudades incendiadas, sin habitantes” (Jr 2,14). Lo que el profeta está viniendo a decir es que Israel, hijo libre de las entrañas de Dios, ha pasado a ser el hazmerreír de las naciones vecinas por no haberse apoyado en las promesas que había recibido de Él.

Continúa el profeta su exhortación: “Yo te había plantado de la cepa selecta, toda entera de simiente legítima. Pues ¿cómo te has mudado en sarmiento de vid bastarda?... ¡Cuánta ligereza la tuya para cambiar de dirección! También de Egipto te avergonzarás como te avergonzaste de Asur. También de ésta saldrás con las manos en la cabeza…” (Jr 2,21 y 36-37).

Nos hemos acercado a estos textos para ver cómo Dios, en el camino de fe que hace con cada hombre-mujer, permite acontecimientos que nos empujan y nos sitúan en un abismo de inseguridad. Uno mira a todos los lados posibles y no encuentra muelle alguno donde poner a buen recaudo la barca de su vida.

Todos, en general, tenemos la experiencia de haber -al menos en algunas etapas de nuestra existencia- sacado jugo a la vida. De hecho todo se correspondía según habíamos planeado. De pronto, y sin necesidad de que nos golpeen acontecimientos extraordinarios, nos sentimos cansados. Incluso en el éxito, en el ver coronados nuestros esfuerzos, no sabemos cómo se apodera de nosotros una especie de vacío existencial reacio a ser colmado. Nos falta algo, y muchas veces no sabemos ni siquiera definir esa carencia. Esto nos acontece a todos, también a los que viven religiosamente.

En esta situación, el hombre acude al bazar de las novedades intentando, por medio de nuevas experiencias y proyectos, encubrir la herida provocada por la carencia y que no deja de gritar en lo profundo de nuestro ser.

Jesús camina sobre las aguas       
 A. Pavia.  Editorial Buena Nueva



viernes, 29 de mayo de 2015

Acuérdate de tu ternura, no de mis pecados



. Una plegaria muy personal, aunque en el último pareado se acuerda de todo el pueblo. La palabra “salvación” en hebreo viene de una raíz que significa “ensanchar” o “hacer lugar”.

1 Salmo de David

                                            PARÁFRASIS DEL SALMO 25 (24)

Alef

1 A ti, Señor, levanto mi alma,                                                                   De ti lo espero todo,
2 a ti, oh Dios mío                                                                                              de ti, amor mío.

Pero
En ti confío, ¡no quede yo defraudado,                                             En ti pongo mi confianza,
no triunfen de mí mis enemigos!                                                   no me dejes caer en pecado.

Gimel

3 No hay confusión para el que espera en ti,                    El que en ti espera, se siente seguro,
confusión sólo para el que traiciona sin motivo.     el que cae es porque te vuelve la espalda.


Dalet

4 Muéstrame tus caminos, Señor,                              Hazme entender que Jesús es mi camino
enséñame tus sendas.                                                                 y que yo lo siga sin desviarme.

Él

5 Guíame en tu verdad, enséñame                                                         Dame tu Santo Espíritu
que tú eres el Dios de mi salvación.                                      que me haga esperarlo todo de ti.

Voy

En ti estoy esperando todo el día,                                                 Aunque tardes, yo te espero,
7 por tu bondad, Señor.                                                                         seguro de que me amas.

Zain

6 Acuérdate, Señor, de tu ternura,                                              Recuerda que tú eres Amor
y de tu amor, que son de siempre.                                y de siempre no has hecho sino amar.

Jet

7 De los pecados de mi juventud no te acuerdes,               Olvida mis pecados que me duelen
pero según tu amor, acuérdate de mí.                                    y ama en mí lo que creó tu amor.

Tet

8 Bueno y recto es el Señor,                                                       ¡Dios es tan comprensivo! No
por eso muestra a los pecadores el camino;                     deja de mostrar a nadie su camino;

Yodo

9 conduce en la justicia a los humildes,                                   lleva de la mano a los humildes
y a los pobres enseña su sendero.                                          y a los pobres instruye en su Ley.

Kafr

10 Amor y verdad son las sendas del Señor                           Dios ama, y es fiel a su promesa
para quien guarda su alianza y sus preceptos.           con los que cumplen sus mandamientos.

Lamed

11 Por tu nombre, oh Señor,                                                        Tu nombre es Amor y Perdón;
perdona mi culpa porque es grande.                                        mientras más grande mi pecado
                                                                            alcalde de La Oportunidad Mostrar Lo Que Eres.
Mem

12 Si hay un hombre que tema al Señor,                                               El que se acerca a Jesús
él le indica el camino a seguir;                                                                 no puede extraviarse.

Ahora

13 su alma vivirá feliz                                           ya aquí en la tierra tiene un cachito de cielo
y su estirpe poseerá la tierra.                            y a su descendencia le deja un dulce recuerdo.

Pliegue

14 El secreto del Señor es para quienes le temen                  Una vida de intimidad con Dios
su alianza, para darles cordura.                                       vale más que toda sabiduría humana.

Ain

15 Mis ojos están fijos en el Señor,                                        Mi esperanza está toda en Dios,
que él sacará mis pies del cepo                                               él me da la libertad de sus hijos.

En

16 Mírame, ten piedad de mí, no me dejes nunca
que estoy solo y desdichado.                                             sin ti no encuentro sabor en la vida.

Dicho

17 Alivia los ahogos de mi corazón,                   Hazme fuerte en los momentos de desaliento
hazme salir de mis angustias.                                                              que la vida trae consigo.


Alguien

18 Ve mi aflicción y mi penar,                                         Mira cómo me atormenta mi pecado,
quita todos mis pecados.                                              ayúdame para que nunca vuelva a caer.

RES

19 Mira cuántos son mis enemigos,                              Mira cuántas tentaciones me acorralan
cuán violento el odio que me tienen.                                            y amenazan separarme de ti.

Brillo

20 Guarda mi alma, líbrame                                            Defiéndeme, que no me siento seguro
no quede confundido, cuando en ti me cobijo.              si no es bajo las alas de tu protección.

Tau

21 Inocencia y rectitud me amparen                          ¡Cómo desearía ser totalmente inocente!
que en ti espero, Señor.                                                     Tú puedes devolverme la inocencia.

22 Redime oh Dios, a Israel                                                          Cuida también, Dios querido,
de todas sus angustias.                                           de todos mis hermanos, los seres humanos.



 (1) Rm 5,5 “Una esperanza que no engaña”.
(2) Jn 14,6 “Yo soy el camino”.
(3) Jn 16,13 “El Espíritu os guiará hasta la verdad completa”.

(4) “El secreto del Señor” es la vida de intimidad con Dios.

                                                                                                        P. Santiago Alonso Vega

jueves, 28 de mayo de 2015

¡ Qué bonito ¡


También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra

Mt 13,45



Qué bonito, cuando tu amor se ha clavado en nuestras entrañas.

Qué bonito cuando el día comienza con un Padre Nuestro y los labios pronuncian un “gracias Señor por todo lo que tengo”.

Qué bonito cuando cada momento del día está bendecido por ti  y Tú nos permites verlo.

Qué bonito cuando caemos y sentimos tu voz.

Qué bonito cuando miramos al mundo y todo nos provoca una oración.

Qué bonito cuando nos permites amar a quien no amamos.

Qué bonito cuando, hablando de ti, alguien se estremece.

Qué bonitas  tus palabras saliendo de mi boca, sin saber bien cómo ocurre.

Qué bonito, Señor, todo reconstruido por Ti, después de tanta guerra, de tanta batalla personal.

Qué bonita tu luz, que nos saca de la ceguera de nuestro yo.

Qué bonito escucharte, rezarte, oírte, sentirte.

Qué bonito saber que se cumple lo que nos prometes…….

QUÉ BONITO, SEÑOR

Que amables son tus moradas señor
Señor de los ejércitos
mi alma ansia y anhela los atrios del Señor.

Salmo  84,1


 Olga Alonso

miércoles, 27 de mayo de 2015

Iglesia andante




                                                                                                     
-¡Señor cura, señor cura, no tenemos iglesia en el pueblo!!!

-Bueeeeno, no pasa nada, entre todos haremos la iglesia y en dos meses la tenemos; con cuatro ladrillos y unos bancos… Ya podemos reunirnos que no sea en el establo de D. Fulgencio, no os preocupéis.

- ¡Qué gran noticia!, al fin una iglesia en este pueblito tan apartado…

El cura era nuevo y desde que había llegado a “Villamepierdo” no dejaba de oír la misma cantinela

Así pues, al día siguiente se reunieron en el establo para discutir los pormenores de su edificación.  

Un chaval que acababa de hacer la Comunión, pasaba por allí con su madre, cuando oyó unas voces hablando de la famosa iglesia… El chiquillo se paró y preguntó: 

- Oye mamá ¿Por qué quieren una Iglesia si ya la tienen?

- Ah ¿sí?, y ¿dónde está esa Iglesia, hijo mío?

- Pues aquííí. A mí me dijeron en la “cate.” que la Iglesia éramos todos, no nos hablaron de un edificio… Y que la llevamos en el corazón.

- Sí, es cierto. Jesús y sus discípulos hacían Iglesia en cualquier lugar del mundo: Praderas, montañas, lagos, mares, cuevas…  
     
-Y ¿El cura no lo sabe?

- ¡Claro que sí hijo!, tiene toda la tierra regalada por Dios para crearla, pero si no hace el edificio, no quedarán contentos; tal vez hayan olvidado que la llevan dentro.  
- Mamá ¿Tú y yo somos Iglesia andante?

- Y ellos también hijo. Tú debes ir siempre a misa, allá donde la celebren y escucha cada Evangelio con atención; después haz “Iglesia” por donde pases imitando a Jesús y, cumple sus reglas para ser feliz:

Pide perdón para sentirte libre y limpio ante los hombres y ante Él; el Evangelio para hacer el camino y la Comunión para no hacerlo sólo por si te caes, y te caerás una y otra vez porque el sendero de la vida es duro y peligroso.  

- Lo sé mamá, eso es lo que nos dijeron…
 

¡Haced Iglesia con los niños y os enseñaran a no olvidar! “Porque de los que son como ellos es el reino de los cielos”.  Esto ocurrió en un lugar perdido de Sudamérica.

 Emma Díez Lobo


martes, 26 de mayo de 2015

El grito del hombre esperanzado en Dios (Sal 129)





Desde lo hondo grito al Señor:
¡Señor, escucha mi voz!
¡Estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica!
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿Quién podrá resistir?
Pero de Ti procede el perdón
Y así infundes respeto
Mi alma espera en el Señor,
Espera en su Palabra,
Mi alma aguarda al Señor
Como el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor
Como el centinela la aurora
Y Él redimirá a Israel de todos sus  delitos

El hombre que ha tocado fondo en su vida, y ve sus miserias, tiene tres opciones: desesperarse creyendo que sus pecados y su salvación ya no tienen perdón de Dios; pasar olímpicamente del tema diciendo como el impío: no hay Dios; o confiar en la Misericordia de Dios. Que comprende sus miserias, y perdona de todo corazón al pecador arrepentido.

El primer supuesto, es el de Judas. Judas, como buen judío de su tiempo, conocedor de las Escrituras, se aplica el lema de ojo por ojo y diente por diente. Dice el libro del Levítico: “El que mate a un animal, indemnizará por él, mas el que mate a un hombre morirá” (Lev 24, 19-21)

Leemos en el libro del Éxodo: “Si se produce una riña, con daños, pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pi por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, cardenal por cardenal” (Ex 21, 22-26)

Igualmente podemos leer en el libro del Deuteronomio, capítulo 19 versículo 21. Es la llamada Ley del Talión.

Sin embargo, Jesucristo nos aclara la situación: “No he venido a abolir la Ley, sino a darle plenitud” (Mt 5,21). Es lo que Judas no entendió, aun después de convivir con Jesús durante tres años, y ver sus prodigios y enseñanzas. Y aun así, no podemos juzgar a Judas, ni asegurar su perdición: todo está en las Manos bondadosas de la Providencia divina, y no tenemos derecho a juzgar a nadie; el juicio SOLO  es de Dios. Nosotros ya tenemos bastante con mirarnos a nosotros mismos.

La segunda postura es la del pasota: No hay Dios. Así me quito de complicaciones, entierro mi cabeza en la tierra, no quiero saber nada y vivo la vida sacando de ella todo el beneficio que pueda mientras no me pillen. De un plumazo me he quitado de en medio todos mis problemas.

Es la imagen del necio. La Escritura, Sabiduría de Dios, como atributo de Él, en el Salmo 14 nos recuerda:

“…Dice el necio en su interior:
 ¡No hay Dios!
Corrompidos están, da asco su conducta
No hay quien haga el bien
Se asoma Yahvé desde los cielos
Por ver si hay algún sensato
Alguien que busque a Dios…” (Sal 14, 1-3)

Es la imagen misma de la Parábola de las “vírgenes sabias y las vírgenes necias” (Mt 25, 1-13)

En el Salmo 129 el salmista opta por la tercera opción: reconoce su pequeñez, su limitación: “Desde lo hondo grito al Señor, ¡escucha mi voz!”, poniendo oídos al Espíritu en una bellísima metáfora.

Y recuerda al Señor que no es un contable, que no lleve cuenta de sus pecados, que nadie es justo a los ojos de Dios. Y confía en Él, auténtico argumento de fe= fiarse de Dios. Decimos la noche de Pascua: ¡Oh feliz culpa que nos mereció tal Redentor!

Y terminando con el Salmo, aparece la imagen del centinela: el que vigila, el que está expectante toda la noche para no caer en manos del enemigo. El centinela espera el relevo cuando amanezca. Está alerta.

Por eso nos dice el canto del Benedictus: “... Por la entrañable Misericordia de nuestro Dios nos visitará el Sol que nace de lo alto…”.Este Sol, este Amanecer, es imagen de Jesucristo, Sol que viene de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte.

Y al despertar me saciaré de tu semblante, Señor, veré tu Rostro. (Sal 17,15). Este despertar no es otra cosa que el encuentro definitivo con Jesús. Entonces, entonando el libro del Apocalipsis, podremos cantar el canto de los elegidos:

“…Llevarán su Nombre en la frente
Ya no habrá más noche
Ni necesitarán luz de lámpara o del sol
Porque el Señor Dios irradiará su Luz sobre ellos
Y reinarán por los siglos de los siglos…” (Ap 22,4-6)


Alabado sea Jesucristo

Tomas Cremades

lunes, 25 de mayo de 2015

Todo para el perdedor





Parece que no terminamos de aprender nunca la lección. Imaginemos, por ejemplo, que uno va a cruzar la calle, espera a que el semáforo le permita el paso, mira a izquierda y derecha, comprueba que no viene nadie, y entonces cruza tranquilamente.

De pronto, aparece un vehículo que sale de un aparcamiento a toda velocidad, se salta el semáforo, te atropella y se da a la fuga rápidamente, dejándote tirado en el asfalto, con una pierna rota.

Bien. Pues si te enfadas, te indignas, reniegas de la situación y te enfureces, encima pierdes tú. Tú también pagarás las consecuencias de tu enfado o tu acceso de ira, además de la pierna rota. “Todo para el perdedor”.

La clave de este juego es: “El que se implica siempre pierde”. Y siempre pierde sea aparentemente ganador o perdedor.

Sin embargo, siempre nos parece que estamos en el mundo para demostrar cuán adecuado es nuestro sentido de la justicia. Por lo general, solemos tener una idea muy exacta de cómo deberían ser las cosas y cómo tendrían que comportarse las personas en cada momento.

Tal vez he puesto un ejemplo un poco extremo, pero no por esto deja de ser cierto.

Pagarás las consecuencias de cualquier implicación o identificación con un acontecimiento, por muy justa y legítima que la consideres, pequeña o grande.
La implicación siempre significa olvido de mí mismo, de mi verdadero ser.

Si piensas que eres un gran Ingeniero (“Me han dado premios que lo demuestran”), un gran actor (“Tengo un óscar que lo demuestra”), un gran músico (“Tengo un Grammy”), una víctima, (“No hay derecho a que me hagan esta injusticia”) etc., si realmente piensas eso de ti mismo, o algo parecido, bueno o malo, estás perdido y no sabes lo que eres.

Entonces necesariamente entrarás en conflicto antes o después. Un papel tan pequeño no puede satisfacer un ser eterno como el tuyo. Sería como intentar meter un elefante en un Ferrari, no hay papel por interesante o relevante que sea que pueda satisfacer el alma humana.

No estoy diciendo que no haya que luchar contra las injusticias, no estoy diciendo que dé igual ser bueno o malo en tu trabajo, no estoy diciendo que “pases de todo”.

Estoy diciendo que uno tiene que representar su papel en el drama de la creación, dedicándose en cada uno de sus actos a la perfección, y disfrutar con ello, sobre todo disfrutar con ello. Pero uno debe recordar que no es ese papel que representa, sino que su verdadero ser y el de los otros actores está muy por encima de su apariencia.

Es necesario hacer pausas entre actos en el drama de la vida, no quedarse dormido e implicado en un papel.

El precio de la libertad es la vigilancia, es necesario mantener la lámpara encendida, siempre para la llegada del Esposo.

Es la lámpara del recuerdo de uno mismo, el propio verdadero ser que se manifiesta como un testigo detrás, un observador final inafectado, que ha estado viendo todos y cada uno de los acontecimientos vividos desde que naciste, un alma eterna, inmóvil, imperturbable, llena de bienaventuranza, siempre igual, antigua y de naturaleza divina.

Ese eres tú.

Ese testigo siempre ha estado allí, nada le sobra y nada le falta. Su naturaleza es pura consciencia a imagen de Dios, no es algo que tú hayas creado.

Su origen es el Padre de todo el Universo.

No puede ser herido por nada ni por nadie, a veces se manifiesta como suave contentamiento, nuestro Padre nos lleva allí en la Oración, el verdadero refugio junto a Él, aunque te duela la pierna rota y te toque hacer de paciente, siempre está detrás, bendiciendo a Dios.

El olvido nunca es obligatorio aunque el papel sea difícil.

No pierde el que pierde, pierde el que olvida. Y llega a no saber que ha olvidado.

Cuando tu paz se vea amenazada recuerda que Dios nunca cambió de parecer con respecto a ti, te Ama tanto como puedas imaginar y te sostiene segundo tras segundo en el hueco de su mano, acepta tu papel, y niégate a olvidarte de ti mismo.

Y sin duda disfrutarás de cualquier papel que te toque representar, fácil o difícil y volverás a la Paz que nunca se fue.



J. J. Prieto Bonilla.