domingo, 28 de junio de 2015

Si te culpas



Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas.
Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo
Jn 12,46-47


Si te culpas, pierdes la oportunidad  de que Dios te perdone.

Nuestro Dios quiso amarnos en el perdón y negar su perdón es negar su amor.

Solo se conoce a Dios cuando permitimos que El, cumpliendo su voluntad primera, nos libere de la pesada carga de nuestras culpas.

Por eso, dedicó el momento culminante de su vida en la tierra a morir por nosotros.

Con esta entrega, nos dijo a cada uno que su voluntad era amarnos hasta el extremo y, en su cruz, abrazó nuestras pesadas cargas, las de cada día,
las grandes y las pequeñas,
las que te impiden amar,
las que te inclinan a maldecir,
las que no te permiten levantar los ojos del suelo
y las que te restan libertad y te nublan el aire para no ver a Dios.

Si nuestro Padre del cielo, amó nuestra culpa hasta morir para quedarse con ella
¿Cómo tener la arrogancia de no entregársela?
¿cómo retenerla para que siga emponzoñando nuestro corazón?

Nuestra culpa le pertenece  y quien se la entrega, descarga su corazón y deja espacio para el Amor de Dios.

Hay algo tan creador en el perdón de Dios que tal como nos dijo Jesús en su Evangelio, amamos en proporción al perdón que recibimos.

Dios crea Amor en nuestro corazón cada vez que nos perdona y, quien sufre reteniendo su culpa pierde la oportunidad de sentir la libertad de los Hijos de Dios y caminar por el mundo tocando el suelo con la punta de los pies, sintiendo que tocamos el Cielo.



Mi sacrificio es un espíritu contrito,
Un corazón contrito y humillado tú no lo desprecias
Salmo 51(50), 19b

Olga Alonso Pelegrín

sábado, 27 de junio de 2015

Un grano de arena




No sé si meterme en este berenjenal…  Jesús se metió y tiró las mesas del Santo lugar. Yo también quiero tirar “las mesas” de mi santo lugar, construido por Él, mi territorio.

Ere que Ere y erre que erre… Se han llevado de todo, Dios. ¡Pobre País! ¿Cómo ese pueblo les ha mantenido por décadas en el Poder?,  ¿cómo otros, haciendo alarde de su cristiandad, se han llevado las casas y los ahorros de mis hermanos? 

Qué fácil es verles en Iglesias, qué fácil es hablar de “buenas voluntades”… Y por mantener vergonzosos e inauditos privilegios, ¡no son capaces de sentir al prójimo!

¡Fariseos de mi país!, ¡ateos de mi tierra! Sí, aquí os juzgarán y Dios lo quiera, pero ese no es el problema, el problema profundo y eterno llegará un día. Aún tenéis tiempo para resarcir el daño y dolor provocado día tras a día. Observad a vuestros hermanos, ¿dónde le habéis dejado?

“Dios o el dinero” y elegisteis “la plata” pública para llenar vuestros sacos de usura sin miramientos ¡Avaricia sin nombre!

Señor, si yo pudiera tirar las mesas recaudadoras de “Mateo”, lo haría en un “plis plas”, pero no soy Tú y no puedo “reconstruir el Templo” sino grano a grano de arena… Un ladrillo cuesta “una ciudad”; un muro, un “país”; una Iglesia, un “continente” y una virtuosa humanidad, un mundo…

No soy más que yo, infinitamente pequeña, pero me alegro de escribir aunque no me lea más que un alma. Mi grano de arena te lo ofrezco a manos llenas. Tú sabes qué hacer con él.

Por el momento te pido que enciendas en los corazones de bautizados o no, que dirigen estos Gobiernos, un poco de sabiduría, caridad e inteligencia para construir una España donde “la plata” no brille sino es para mejorar “los pueblos”.

En todos los flancos de la política, al lado de los protectores del bien, siempre estás Tú. Partidos Políticos, no es tan difícil… Un puñado de arena cada uno y un Dios que os lo da, para que resurja de la codicia de “poderosos” (triste apelativo),  un humanitario país. 

Espero contestación… Espero reconstrucción… Espero renunciéis a Satanás y acojáis al Amor, sin Él nada será posible.     
              


 Emma Díez Lobo







viernes, 26 de junio de 2015

La tormenta



Estoy oyendo que se acerca una gran tormenta, cada vez los relámpagos y truenos se suceden más rápido y son más estruendosos.

Al igual que estas tormentas meteorológicas también, Señor, tus hermanos tenemos tormentas  físicas, espirituales e internas, bien a nivel individual o a nivel colectivo.

La Iglesia con frecuencia recibe la visita de la tormenta de los que no la aceptan y no solo no la aceptan, sino que la rechazan; y la rechazan con virulencia, con ánimo de desprestigiarla, más aún, dañarla. Esto en el mejor de los casos, porque ahí tenemos, Señor, la persecución de los cristianos hasta convertirlos en mártires. Parece mentira que en el siglo XXI todavía haya gente que odie por causa de la religión; seguramente es porque resalta y sobresale más su odio contrastado con el amor que emana de tu doctrina, se miran en ese espejo y se ven muy deformados. Solución: rompo el espejo.

A nivel privado tenemos otras muchas y diferentes tormentas, dependiendo de cada persona y su situación. La tormenta del dolor, la enfermedad, la muerte. La tormenta de las malas relaciones entre familiares, compañeros de trabajo o simplemente conocidos. La tormenta de las penurias económicas, la falta de trabajo, pero, por el contrario, también del despilfarro, del usar y tirar, de crearse necesidades innecesarias.

Al igual que aquellos apóstoles tuyos en el lago, constantemente, te pedimos explicaciones: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?” Una y otra vez se oye que alguien dice: “¡Cómo es posible que Dios lo permita!” Tus apóstoles pretendían ilusoriamente llegar indemnes al otro lado del lago, pero no contaban con la realidad de que reiteradamente la naturaleza levanta tormentas, los vientos se convierten en huracanes. Está claro, Maestro, que es porque nuestros planes son distintos a los tuyos y los nuestros con frecuencia no son reales, no se ajustan a la vida diaria, sino que son simplemente ilusorios. Y de ahí que entonces te pidamos o, peor, te exijamos que nos salves. Te exigimos que nos ayudes, que tú te adaptes a nosotros, que cambies tus planes para que los nuestros salgan a flote.

Tu respuesta hoy sigue siendo la misma que les diste a tus apóstoles: “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe? Esto es lo que nos pasa que no tenemos fe.

También está claro que tú contabas con que ellos te despertarían. Te dormiste tranquilamente porque contabas con que al menor problema ellos te increparían. Igualmente hoy también cuentas con que te reprenderemos. Cuentas con que a la menor dificultad te zarandearemos hasta despertarte. Seguramente no duermes, sino que te lo haces para que tengamos que acudir a ti. Deseas que tengamos necesidad tuya, que nos demos cuenta que solos nada podemos, que necesitamos de ti.

Danos, Señor, la fe de la que carecemos, enséñanos, Maestro, a ser realistas.

 Infúndenos la sabiduría imprescindible para planificar solo de acuerdo con tus proyectos. No permitas que la tormenta nos acobarde y mucho menos nos venza. Concédenos la suficiente humildad para acudir a ti en demanda de ayuda y nunca con exigencias.


Pedro José Martínez Caparrós

jueves, 25 de junio de 2015

Cristo, el buen pastor




"Yo soy el buen Pastor, y conozco a mis ovejas, es decir, las amo, y ellas me conocen a mí. Es corno si dijese con toda claridad: «Los que me aman me obedecen.» Pues el que no ama la verdad es que todavía no la conoce. 

Ya que habéis oído, hermanos, cuál sea nuestro peligro, pensad también, por estas palabras del Señor, cuál es el vuestro. Ved si sois verdaderamente ovejas suyas, ved si de verdad lo conocéis, ved si percibís la luz de la verdad. Me refiero a la percepción no por la fe, sino por el amor y por las obras. Pues el mismo evangelista Juan, de quien son estas palabras, afirma también: Quien dice: «Yo conozco a Dios», y no guarda sus mandamientos, miente. 

Por esto el Señor añade, en este mismo texto: Como el Padre me conoce a mí, yo conozco al Padre y doy mi vida por mis ovejas, lo que equivale a decir: «En esto consiste mi conocimiento del Padre y el conocimiento que el Padre tiene de mí, en que doy mi vida por mis ovejas; esto es, el amor que me hace morir por mis ovejas demuestra hasta qué punto amo al Padre». Referente a sus ovejas, dice también: Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy vida eterna. Y un poco antes había dicho también acerca de ellas: El que entre por mí se salvará, disfrutará de libertad para entrar y salir, y encontrará pastos abundantes. Entrará, en efecto, al abrirse a la fe, saldrá al pasar de la fe a la visión y la contemplación, encontrará pastos en el banquete eterno. 

Sus ovejas encontrarán pastos, porque todo aquel que lo sigue con un corazón sencillo es alimentado con un pasto siempre verde. ¿Y cuál es el pasto de estas ovejas, sino el gozo íntimo de un paraíso siempre lozano? El pasto de los elegidos es la presencia del rostro de Dios, que, al ser contemplado ya sin obstáculo alguno, sacia para siempre el espíritu con el alimento de vida. Busquemos, pues, queridos hermanos, estos pastos, para alegrarnos en ellos junto con la multitud de los ciudadanos del cielo. La misma alegría de los que ya disfrutan de este gozo nos invita a ello. Por tanto, hermanos, despertemos nuestro espíritu, enardezcamos nuestra fe, inflamemos nuestro deseo de las cosas celestiales; amar así es ponernos ya en camino. Que ninguna adversidad nos prive del gozo de esta fiesta interior, porque al que tiene la firme decisión de llegar a término ningún obstáculo del camino puede frenarlo en su propósito.

 No nos dejemos seducir por la prosperidad, ya que sería un caminante insensato el que, contemplando la amenidad del paisaje, se olvidara del término de su camino.” 


(De las Homilías de San Gregorio Magno, papa)

miércoles, 24 de junio de 2015

Os voy a contar…



Me alzaron la Hostia delante de mi rostro, dijo: “Cuerpo de Cristo”… Contesté: “Amén” y me pusieron la Sagrada Forma en mi lengua y me fui al asiento…

Sí, parece “pan ácimo” con sabor a oblea…  Pero  yo sé que en mi boca han depositado a Dios. Se me saltan las lágrimas cada vez que sucede. Con los ojos cerrados, me recreo en su Esencia e intento averiguar desde mi oquedad su Cuerpo físico… Es grandioso.

Mi mente y mi fe si alcanzan a entender y me inyecta tanta Misericordia que no sé cómo manifestarle tanto agradecimiento. 

No quiero tragar, me duele tragar a Dios… Quiero tenerle conmigo, ser consciente de ello, saber que le acaricio, que estamos juntos por unos segundos infinitos y me ruborizo: ¿Tan importante soy en este incalculable universo, que se viene a mí? ¿Tanto me puede querer que baja a este mundo, perdido en las galaxias, que quiere estar conmigo?

No es posible y lo es, no soy merecedora y me entrega su Corazón en una Hostia Sagrada…

Y pienso: ¡Cuánta grandeza hay en esta Celebración!, sólo saberlo me hace grande, arropada, feliz e inquieta por volver a tenerle junto a mí.

Al final, se va por mi garganta… Sí, me Lo llevo conmigo pero ya no Le toco… Me pongo un poco triste hasta que me doy cuenta de que en mi boca no puede estar eternamente… Él ha de descansar tranquilo en mi Espíritu.

Espero que Dios no se vaya “a la primera que haga” porque soy un puro desastre, pero Le digo que en verdad estoy cambiando y le doy las gracias por estar siempre ahí, esperándome con su perdón.

Algún día y Él lo quiera como yo lo quiero, Le daré un fuerte abrazo como cuando estaba en la tierra. Hoy, me alegro y me pongo radiante con “sólo” tenerle en un pequeñito y suave pedazo de Pan, pero sublime en sensación.
  
Siempre Le digo lo mismo: “Aleja de mi todo lo que me pueda distraer de este mundo que no sea para gloriarte. Quiero ser humilde, caritativa, “maja”, buena, honesta, dulce y estar sonriente  a pesar de todos los pesares…   


Un beso a mi Cruz Bendita.


  Emma Díez Lobo


martes, 23 de junio de 2015

El movimiento ilusorio



Iba sentado tranquilamente en el autocar de la Compañía con destino a mi oficina, como cada mañana, cuando noté como un ruido insistente pretendía agitar el ambiente. Se trataba de una emisora de radio, en la que un señor hablaba alto y rápido con un fondo de música que sonaba muy ligera y machacona, como pretendiendo que no era cierta la inmensa paz y silencio que lo envuelve todo cada amanecer.

¿Como puede ser la agitación una invitación a despertar? No nos confundamos, sólo es una invitación a agitarse. Sólo puede despertar “la voz dentro de la cabeza”, “la mente discursiva”, que inmediatamente empezará a juzgar lo que es bueno y lo que es malo, a añadir un pensamiento a cada cosa que percibimos.

Un día paseando por el parque del Retiro, mi acompañante me invitó a desviarnos del paseo que seguíamos porque había un camión haciendo obras de mantenimiento. Me di cuenta cómo la mente creyó que el hecho de que se moviera el camión parecía mover el ambiente alrededor, como si la Paz dependiera de un camión.

Una vez más había sido juzgado el hecho, se había etiquetado una percepción, asociándole un pensamiento de algo “no deseable”.

Pero la paz se ha ido al ver el camión y, sin embargo, no ha sido el camión el que ha quitado la paz, sino el pensamiento.

Los sonidos están para ser escuchados, no para evitarlos. El martillo neumático que suena horrible rompiendo el asfalto, puede sonar a música celestial si lo que intenta es arreglar ese problema que tienes desde hace tiempo con las tuberías de saneamiento de tu casa.

Sé por experiencia que el incómodo ruido del tráfico de Madrid suena muy hermoso cuando regresas de nuevo después de meses desplazado del país, alejado de tu hogar y tu familia por causas de trabajo.

Puedo decir por propia observación, que no es el ruido del tráfico ni la radio subida de volumen, ni el sonido del teléfono, ni de las conversaciones en voz alta, lo que se mueve y se lleva la paz. No se agitan las cosas sino la mente.

Entonces surge el gran problema del hombre: pensar que somos nuestra mente, o lo que es peor, nuestras ideas. Así pensamos estar agitados cuando la mente está agitada, o cualquier otro estado derivado del sin fin de ideas, propuestas y contrapropuestas que son la base fundamental del pensamiento ordinario. Al fin y al cabo esclavos de un narrador incansable dentro de nuestra cabeza.

Pero todo esto es un movimiento ilusorio.

Estamos empeñados en buscarnos a nosotros mismos dentro del pensamiento, y nunca encontraremos nuestra identidad allí, siempre encontraremos que nuestra identidad se nos escapa, como si se moviera rápidamente.

Es mejor práctica rendirse de una vez dejando de buscarnos a nosotros mismos dentro del flujo de ideas y ofrecer a Dios nuestro propio pensamiento y sin duda Él se encargará de revelarnos nuestra verdadera dimensión y nuestro verdadero ser, que está más allá del pensar, inmóvil, imperturbable y lleno de bienaventuranza.

Por favor, nunca olvides esto en tu Oración.



J. J. Prieto Bonilla.

lunes, 22 de junio de 2015

La Nueva Jerusalén, Madre de todos los pueblos





          El que compuso este Salmo, bajo la inspiración divina, piensa ya en términos  evangélicos, casi diríamos en tiempos posteriores al concilio Vaticano II. Recuerdo los tiempos de mi infancia en que se decía: “Extra Ecclesiam nulla salus” (fuera de la Iglesia no hay salvación), y se nos hacía creer que los que se salvan, aun entre los cristianos, son una impresionante minoría. En cambio en este Salmo se nos dice que todos los seres humanos son hijos de Dios, y debemos amarlos a todos.

           En los vs.1-3 habla muy bien del Monte Sion o, digamos, Jerusalén, al que él llama el Monte Santo, y lo considera como el preferido de Dios entre todos los santuarios (moradas de Dios) en Jacob (el reino del norte).

          Está pensando el salmista en los múltiplos santuarios que el reino del Norte dedicó después de su separación del reino del Sur. Recordemos que cuando murió Salomón, su reino se dividió: Jorán se quedó con el pequeño reino de Judá, y Jeroboán con el grande, el de diez tribus, al que comenzaron a llamar Israel.

          Sión había sido considerado como el único lugar de culto a Dios. Para que no siguieran sus súbditos subiendo a Sión, Jeroboán: 1º fundió dos becerros de oro que representaran a Dios, y colocó uno de ellos en Betel y otro en Dan; 2º consagró numerosos lugares de culto en el reino de las diez tribus, y 3º nombró sacerdotes a gente del pueblo que no eran de la tribu de Leví. Dios, nos dice el salmista, prefirió su morada en Sión a las múltiples moradas de Israel.

               Pero lo mejor viene ahora. La Sión de Dios ya no se reduce al pequeño reino de Judá, sino que los habitantes de todos los pueblos de la tierra son ciudadanos de Sión. Todos han nacido en ella de una manera espiritual: Hasta entonces todos los paganos habían sido considerados inferiores y despreciables; ahora son todos hermanos.

          Algunos comentaristas piensan que los que el Salmo considera como hijos de Dios no son los extranjeros sino los israelitas de la diáspora. Yo firmemente creo que no tienen razón. En este Salmo, los que han nacido en Sión, o los que son pueblo de Dios son todos los hombres de la tierra.

         En el verso 4, se nombran en primer lugar a Egipto y Babilonia: los dos pueblos que se habían distinguido como opresores del pueblo elegido. A Egipto lo llama Rahab; Rahab era el nombre de un monstruo marino, al que los babilonios llamaban Tiamat; pero en muchos lugaraes de la Biblia se aplica este nombre a Ejipto. Y Babel, donde se confundieron las lenguas, y más tarde tomó el nombre de Babilonia. A continuación vienen Filistea, Tiro y Etiopía; y por fin todos los seres humanos.
  
De los hijos de Coré. Salmo.

                            SALMO                                                   PARÁFRASIS

1 Él la ha cimentado sobre el Monte Santo (1)      En la mujer del libro del Apocalipsis
2 y el Señor prefiere las puertas de Sión          (12,1) vestida del sol, calzada de la luna
a todas las moradas de Jacob.                                     y coronada de estrellas vemos los
3Maravillas se dicen de ti,                 cristianos la Iglesia de Cristo, la nueva Jerusalén;
Ciudad de Dios.                                    Dios la ha hecho madre de todos los hommbres.
4 “Yo cuento a Rahab y a Babel                       En ella todos tienen carta de ciudadanía,
entre los que me conocen,                            americanos, europeos, asiáticos, africanos,
filisteos, tirios y etíopes                               y habitantes de las islas. Todos son nativos
todos han nacido allí”.                                     de la Iglesia, todos con iguales derechos.

5 De Sión se dirá:                                                                    No hay distinción de razas,
“Todos han nacido en ella”. (2)                                 todos somos ciudadanos por igual.
El Altísimo en persona la ha fundado.                                   Dios mismo la ha fundado;
6 el Señor escribirá en el registro de los pueblos:      él mismo, personalmente inscribe
“éste ha nacido allí”.                                                    en su registro a cada ser humano.

7 Y los príncipes (3) lo mismo que los hijos,         Grandes de la tierra y gente sencilla,
todos ponen su morada en ti.                                            para todos hay morada en ella.

        (1) No se dice quién ni a quién ha cimentado. Por el contexto parece referirse a Dios y a su morada en Sión, a la que como veremos convertirá en patria de todas las naciones de la tierra; en la era del Evangelio podemos entender ‘la Jerusalén celes-tial’. De ésta nos dice San Pablo: “La Jerusalén de arriba es libre, y ella es nuestra madre” (Gal 4,26)

        (2) Cada uno ha nacido corporalmente en su sitio; pero todos, de alguna manara son nativos, o digamos, ciudadanos de Sión (v.5). La revelación de Dios nos llega a todos a través del pueblo elegido de capital en Sión, pero nos hace sentirnos a todos hijos de Dios en igualdad.

        (3) El texto está muy oscuro. No he visto dos traductores que coincidan. La versión de la Conferencia Episcopal Española traduce: 7 Y cantarán mientras danzan: “Todas mis fuentes están en ti”; no la entiendo. La versión de Gonzalo Flor Serrano, “Y cantarán y danzarán todos los que viven en ti”. Yo he escogido la versión de la Nueva Biblia de Jerusalén; en ella parece que ‘los príncipes’ designa a los dirigentes de los pueblos extranjeros, mientras que ‘los hijos’ son los Israelitas. 


domingo, 21 de junio de 2015

Qué simple todo ¿No?






¡Qué graciosos los “ateos y agnósticos”!, son las personas más cómodas del mundo. ¡Hay que ver cómo y a qué reducen el mecanismo perfecto del Orden Universal! Todo se rige por la CASUALIDAD, de la que no falla ni por casualidad.
Ufff ¿Cómo habré tardado tanto en darme cuenta? Toda una vida viendo maravillas extraordinarias y resulta que todo se creaba “de chiripa” por puro azar continuado y sin equívocos…

¿Huuuumm? Ya veo… “De pronto” se unen no sé qué historias que ya estaban por casualidad como el oxigeno y el hidrógeno y ¡Zas! Agua al canto… “Ahora”, ¡Zaca! Un “dino” de más de 30 ms. que aparece con unas defensas que alucinas… ¡Cataplum! El instinto animal… Y ¡Tatachán! El hombre, la inteligencia, el olor de las flores, las abejas, el color de las serpientes venenosas, dos ojos para ver en relieve y evitar los porrazos, el amor, los latidos del corazón sin corriente… ¡Jué con la casualidad!

¿Será que yo no soy tan simple?, ¿será qué en mi pobre cerebro, las neuronas funcionan mejor en su conexión? Algo pasa entre ellos y yo, ¡Claro que existe una evolución!, pero, ¿sin un tristecillo fallo? Esta casualidad vuestra, me encanta, es genial…   

Qué soberbio y vanidoso se vuelve el hombre cuando no reconoce lo infinitamente pequeño que es en el universo, dejando a Dios a un lado para decir que todo sale por arte de magia ¡Y se quedan tan panchos! 

Me pregunto: ¿De dónde sale pues la casualidad? Para que ésta aparezca, antes deben existir “ingredientes” que la produzcan ¿no?  Si es que… No hay manera. ¡Pues qué suerte tiene el mundo, menos yo!, a mí no me funciona la casualidad ni para evitar que me salga un erróneo grano (siempre tiene explicación).

¿También por casualidad nos planteamos este profundo tema? ¡Ni de broma! Y me podéis decir ¿Dónde queda pues la casualidad normalita? Sí esa, en la que dos amigos nacen el mismo día, a la misma hora y se llaman igual… Ya es difícil ¿eh? Y ¿tenéis el valor de decir que la perfección del universo y del hombre sale a “trompicones casuales”, acertando siempre en todo?   

¡Señores! Observen al microscopio un simple ojo de mosca o una célula con su ADN; la salida de la luna para el descanso del hombre (reloj biológico) o la gravedad para que no “vueles”… El Orden inteligente universal y Supremo, no es discutible. ¡Qué poca humildad, Señor! No somos capaces de reconocer tu mano en la insuperable esencia del ser en su evolución programada y comunión con la perfecta naturaleza.


A muchos como yo, no nos ha hecho falta pensar demasiado ¡Es la evidencia Suprema!  


Emma Díez Lobo

sábado, 20 de junio de 2015

Tu Rostro buscaré, Señor…



El deseo de todo discípulo que busca al Señor es ver su Rostro. Ya nos lo recuerda el Salmo 26 cuando dice: “…Una cosa pido a Yahvé, es lo que ando buscando; admirar la belleza de Yahvé contemplando su Templo” (Sal 26,4)

Y más adelante clama a Yahvé diciendo para sus adentros: “…Busca su Rostro. Sí, Yahvé, tu Rostro busco, no me ocultes tu Rostro…” (Sal 26, 8)

Ya Moisés le pide a Yahvé: “Déjame ver tu Gloria”. Él le contestó: Yo haré pasar ante tu vista toda mi bondad y pronunciaré delante de ti el Nombre de Yahvé, pues concedo mi favor a quien quiero y tengo misericordia con quien quiero. Y añadió: Pero mi rostro no podrás verlo, porque nadie puede verme y seguir con vida. Yahvé añadió: Aquí hay un sitio junto a mí; ponte sobre la roca. Al pasar mi Gloria, te meteré en la hendidura de la Roca y te cubriré con mi Mano hasta que yo haya pasado. Luego apartaré mi Mano, para que veas mis espaldas; pero mi Rostro no lo verás.” (Ex 33, 18-23)

Maravillosa profecía de Dios que anuncia la Roca: Jesucristo. Dice textualmente que hay un sitio junto a Mí, es decir, que está junto a Dios, su Palabra: es la misma expresión del Prólogo del Evangelio de san Juan: “…la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios…”

Y a continuación dice “meterle en la hendidura de la Roca”. Otra profecía que nos recuerda el costado abierto de Cristo en la Cruz. Dicen los santos Padres de la Iglesia que, de esa hendidura, salieron sangre y agua, símbolo del agua bautismal, gracia purificadora de Dios en Jesucristo; y la sangre derramada por la redención de nuestros pecados.

El libro del Apocalipsis, en el capítulo 22 versículo 4 dice, hablando de los elegidos:”…Verán a Dios cara a cara y llevarán su Nombre en la frente; ya no habrá más noche, ni necesitarán luz de lámpara o del sol, porque el Señor Dios irradiará Luz sobre ellos,  y reinarán por los siglos de los siglos” (Ap 22,4).

Tanto amó Dios al hombre que se hizo hombre como nosotros; y tanto le amó, que, lo que ocultó a Moisés, se lo reveló a sus discípulos. Veamos el episodio de la Transfiguración.

Jesucristo tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan y subió al monte a orar. Y mientras oraba, el aspecto de su Rostro se mudó y sus vestidos eran de una blancura fulgurante. Y he aquí que conversaban con Él dos hombres, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria y hablaban de su partida que iba a cumplir en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecía despiertos, y vieron su Gloria y a los dos hombres que estaban con Él. Cuando ellos se separaron de él, dijo Pedro a Jesús: “Maestro, que bien se está aquí. Hagamos tres tiendas, una pata ti, otra para Moisés y otra para Elías”. No sabía lo que decía. Estaba diciendo estas cosas cuando una nube se formó y los cubrió con su sombra; y, al entrar en la nube se llenaron de temor. Y vino una Voz desde la nube que decía: “Este es mi Hijo, el Elegido, ¡Escuchadle!”. (Lc 9, 28-36).

Hasta aquí el relato de Lucas. Lleno de notas catequéticas que brevemente quisiera señalar.

Llama la atención la forma de orar de Jesús: sube al monte Tabor, un monte alto; los montes, lugares donde habitan los dioses, es elegido por el Señor para indicarnos que sólo hay un Monte desde donde podemos orar a Dios. Es donde habita Dios-Yahvé, es el Monte Calvario donde nos redimió, es el Monte de las Bienaventuranzas desde nos catequizó.

Aparecen dos hombres. Moisés y Elías, símbolo de la Ley y los Profetas; Jesucristo no va a derogar los símbolos de los judíos: viene a darles plenitud y cumplimiento.

Dice Pedro: ¡Qué bien se está aquí! Y comenta el evangelista: No sabía lo que decía. Pedro ha de pasar por la Cruz para llegar al Cielo, como todos los que seguimos a Jesús.

Aparece una nube, signo de la Presencia de Dios, como ocurría en la salida del pueblo de Israel por el desierto, para proteger su huida de los egipcios.

Y hay un detalle que no nos puede pasar desapercibidos: la Nube les cubrió con su sombra. Es la misma experiencia de María de Nazaret; le dice el ángel: la Fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra (Lc 1,35).

Termina el Evangelio con el Mandamiento por excelencia, salido de la misma Boca de Dios Padre: ¡Escuchadle!

Este es el Mandato de Dios: ¡Escuchad a Jesús! Esta es la fe de la Iglesia, la fe que nos salva.

Desde la venida de Jesucristo, ya no tenemos que implorar ver su Rostro: “…Quien me ha visto a Mí ha visto al Padre…” le dice Jesús a Felipe (Jn 14,9).

Maravillosa revelación de Jesucristo, que muchos quisieron ver y no vieron y oír y no lo oyeron (Mt 13,17)


Alabado sea Jesucristo

                                                                        Tomas Cremades

jueves, 18 de junio de 2015

Nuestros enemigos




¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo que está de fuera del vaso y del plato; mas de dentro están llenos de robo y de injusticia.  ¡Fariseo ciego, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera se haga limpio!
Mt 23, 25-26


Creemos que nuestros enemigos están en el exterior y que son ellos los que hacen que nuestra vida no sea feliz.

Enemigos que a veces son personas, circunstancias, la suerte, el azar.

Pero suele ocurrir que nuestros enemigos más importantes están dentro de nosotros mismos y somos también nosotros quienes hacemos que ocupen más o menos espacio en nuestras vidas.

Nadie como nuestro Padre Dios para encender la luz en nuestro corazón y enseñarnos a descubrirlos. Agazapados, escondidos y , a menudo, disfrazados en nuestra alma.

Nuestros enemigos no suelen mostrarse como tal, por eso es necesaria la mano de Dios para que no nos engañen.

El día en que descubrimos esta verdad, hemos ganado la primera batalla contra ellos.

Yo solo conozco un espacio donde Dios enseña, como maestro bueno, a combatirlos cada día y , ese espacio es la oración.

La oración es el aula que Dios nos tiene preparada para enseñarnos a dar los pasos, para librarnos de los enemigos que esclavizan nuestra existencia y nos arrebatan la libertad y la felicidad.

Tiene que ser Él quien lo haga, porque nosotros solos, no podemos.

SI Dios no nos regala su sabiduría, chapoteamos en el agua de la vida sin saber qué hacer.

Por eso, orar es tan importante.

Por eso, cada oración es un triunfo más en la batalla para alcanzar nuestra libertad, nuestra felicidad.
A ti, Señor Dios mío, levanto mi alma:
en ti confío, no quede defraudado,
no triunfen de mí mis enemigos.

Salmo 25
Olga Alonso Pelegrin

martes, 16 de junio de 2015

Cristianos “de colores”



Para “gustos, colores”… Lo que hay que oír en el mundo cristiano de por aquí ¡”Genial”!, cada uno va por libre, cogiendo lo que le interesa, hablando como quiere y  echando la culpa a Dios de todo lo malo que acontece porque Dios, ni ve ni oye…  

Y lo más curioso es que no saben lo que dijo, dice y dirá en los Evangelios -escritos por testigos directos: Juan y Mateo y, por otros dos apóstoles: Marcos, discípulo de Pedro y Lucas, amigo de Pablo de Tarso, que habló con María en Éfeso para saber todo sobre Jesús.   
    
El lujo de hablar sin conocimiento… ¡Me altera!, ¡cómo gusta discutir lo indiscutible!, cuestionando y contestando con “lógica humana” a los grandes misterios de Dios… “Alucina vecina” ¡Ya no hay misterios que valgan o se lo inventan los curas! Como si los curas tuvieran poder para inventarse algo: O está escrito o no está escrito… ¡Anda que hay que pensar mucho!

Se resisten a CREER lo que no pueden entender… ¡Como si yo entendiera!, imposible, porque sobrepasa mi humano cerebro, pero sin embargo creo; no discuto, informo, expreso mi fe y confío en la Palabra de Jesús-Dios.

¿Cómo voy a poner pues, en tela de juicio los Evangelios? Sí, hay grandes misterios de los que fuimos advertidos que no entenderíamos ni en parábolas. Pues ni aún así, en cuanto digo que esto o aquello es un Misterio Divino… ¡Tate!, se fastidió.

Veo con pena que están encadenados a la vida terrenal y ser Cristiano es otra cosa: Quita cadenas para construirte una mente libre e ilimitada en creencias. ¡Fuera problemas existenciales, filosofías o búsquedas de “por qués”!, pierdes los miedos y te duermes rezando con Dios. No es comodidad, sino todo lo contrario: La extraordinaria batalla diaria por el Don de la Fe.  
  
Yo me pregunto: ¿Qué sucede a millones de cristianos en países de tradición católica y, en tierras musulmanas donde son perseguidos, torturados, quemados y asesinados, NO renuncian a su fe cristiana?

¡Qué contrariedad! con tantas facilidades como tenemos para ser Cristianos de  pro y no somos conscientes. En cambio ellos… ¡Qué Grandes en Dios! 
    
¡Arriba Cristianos Bautizados! Tenemos la casa de Dios en cada equina… Cuando hablamos de Él, Él nos premia con su asistencia (lo dijo). Gracias Dios por tu presencia y tu sonrisa y, danos la fuerza de aquellos que hoy están muriendo por NO negarte.


No hay más que un color para el CRISTIANO: Amar aunque no te amen y creer aunque no veas. “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” y “Benditos los que creen sin ver”. (Estas frases, son  dos de mis preferidas).  

  Emma Díez Lobo



lunes, 15 de junio de 2015

Mi felicidad es estar siempre junto a Dios


Otra vez el problema de por qué los malos prosperan mientras que los buenos sufren. El Salmo va más allá del dicho de que “La virtud es su propio salario”, dice que la cercanía de Dios es el premio, no el salario, de la virtud.

1 Salmo de Asaf

                          SALMO                                                      PARÁFRASIS

Empieza con una profesión de fe en el amor de Dios a los buenos.

1 ¡Qué bueno es Dios para los hombres virtuosos,            Es claro que el buen Dios no
para los limpios de corazón!                                     puede por menos de premiar a los
                                                                                   buenos y a los de corazón sincero.

Pero confiesa que le costó trabajo ver la justicia de Dios cuando consideraba
lo bien que les sale todo a los malvados.

2 Pero por poco se desvían mis pasos,                           Sin embargo tengo que admitir
poco faltó para que se resbalaran mis pies,                que me costó trabajo entenderlo;
3 pues tenía envidia de los impíos,                           parecía que los premiados eran los
viendo la prosperidad de los malvados.                   malos, a quienes yo veía prosperar
                                                                               más que las personas honestas.

4 Ellos no pasan agobios,                                       No se amargan la vida, se alimentan
su cuerpo está sano y robusto,                            bien y engordan; se lo toman todo con
5 no conocen las fatigas de los hombres,                calma, y no se angustian por lo que
ni sufren tribulaciones como los demás.                puedan hacer sufrir a los hermanos.
                                                                                                                                         
6 Y eso que su collar es la soberbia,                 Se sienten orgullosos y autosuficientes,
y la violencia el manto que los cubre,                         son duros con sus subordinados,
7 la maldad se les sale por los poros,                             respiran tacañería y maldad, su
su corazón rebosa de malos propósitos.               corazón no cesa de urdir asechanzas.

8 Se mofan, hablan con maldad,                   Se burlan de los que tienen “la debilidad”
hablan con altivez y prepotencia,                            de ser buenas personas; ellos no se
9 su boca ofende a Dios que está en el cielo,                dejan engañar; nada les importa
sus labios a los hombres que viven en la tierra.               ni de Dios ni de los hombres.

El ver a los malvados así triunfantes es una tentación para la gente superficial

 10 Por eso, hasta el pueblo de Dios los sigue,             La tentación de imitarles es muy
y bebe a raudales su doctrina.                               fuerte, los superficiales les admiran,
11 Pues dicen: “¿Cómo va a saberlo Dios?            dicen: “A Dios todo le da lo mismo,
¿Cómo lo va a conocer el Altísimo?”                    no se molesta en considerar nuestra
12 Así son los malvados:                                       pequeñez. Así es como uno debe ser,
viven tranquilos y acumulan riquezas.                             vivir sin angustias, y atesorar
                                                                                        riquezas de la tierra”.

13 Entonces, ¿De qué me sirve                     ¿De qué le sirve a uno obrar el bien y abs-
haber guardado limpio el corazón                 tenerse del mal si a todos nos trata igual?
y haber mantenido mis manos inocentes?                    ¿para qué pasar angustias 
14 ¿De qué me sirve el haberme                                                            y sacrificarse, y
mortificado todos los días                                                           abstenerse de la fruta
y haberme corregido cada mañana?                                           que llaman prohibida?

Por más que buscaba una explicación no podía encontrarla con mi propio talento.

15 Si hubiera dicho: “Hablaré como ellos”                Yo sabía que no podía pensar así,
habría traicionado la estirpe de tus hijos.                   no hubiera sido digno de ti. Pasé
16 Así que me puse a pensar para entenderlo,                         horas y horas tratando de
pero me resultaba muy difícil.                                         entender, pero todo fue inútil.

Hasta que un día Dios me abrió los ojos. Fue el día en que me hizo encontrar
el inmenso placer encerrado en el dicho “Jugando en todo momento
en la presencia de Dios”. Los malvados, a pesar de sus triunfos, son
dignos de compasión, porque están alejados del Dios que nos hace felices.

17 Hasta que entré en los secretos de Dios,                        Hasta que un día me hiciste
 y comprendí el destino que los aguarda.                                      entender, y comprendí
                                                                                  lo desgraciados que son los impíos.
18 Sí, tu los colocas en el resbaladero,                      No saben apreciar lo que realmente
los precipitas en la ruina.                                            vale, se revuelcan en el lodo de la
19 ¡Qué pronto quedan hechos un horror                tierra. Un día comprenderán su error
desaparecen consumidos de espanto!                 y se encontrarán con las manos vacías.
20 Como un sueño que se desvanece al despertar,                                   Todo había sido
Señor mío,al despertar despiertas sus sombras.              vano, nada valían sus riquezas.

21 Cuando la amargura me invadía el corazón,            Cuando yo los envidiaba, cuando
cuando me torturaba en mi interior                               me recomía por dentro al verlos
22 era un estúpido y no lo comprendía,                       prosperar, estaba siendo tan tonto
era como un animal ante ti.                              como ellos, no comprendía tu sabiduría.

El estar siempre con Dios vale más que todos los tesoros y triunfos de la tierra.

 23 Pero yo estaré contigo siempre,                               El vivir siempre en tu presencia,
tú me tomas de la mano,                                               y dejarme guiar por tu sabiduría,
24 me conduces según tus planes,                                            y caminar por tus caminos
y después me llenas de gloria.                               es lo más grande que se puede soñar.

25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?                         Teniéndote a ti, no necesito

Si estoy contigo ya no encuentro gusto en la tierra.                        ningún otro tesoro.
26 Aunque todo mi ser se consuma,                                               Aunque todo lo pierda
Dios es mi heredad y mi roca para siempre.                      te tengo a ti que lo eres todo.

27 Los que se apartan de ti perecen,                          Si te pierdo a ti me quedo sin nada,
tú exterminas a los que te traicionan.                        el que te abandona se vuelve nada.
28 Por eso mi felicidad consiste                               La felicidad que ansío es la de estar
en estar junto a Dios.                                                   siempre jugando en tu presencia.
Me refugiaré en ti, Señor                                                        Que nunca me aparte de ti,
y proclamaré tus maravillas                                       que sepa proclamar tus maravillas
a las puertas de la ciudad de Sión.                                  delante de todos mis hermanos.



P. Santiago Alonso Vega