miércoles, 30 de septiembre de 2015

¡OH Dios, te busco!



Sin romanticismos ni palabras sublimes… Yo no soy romántica con Dios, sólo le busco un día sí y otro también. A veces Le encuentro con una claridad que me espanta; otras, veo la mesa de la cocina, la cazuela o el teclado entre mis dedos y como que se ha olvidado del mundo…

¡Dios es la “pera”! Aparece y desaparece como los calcetines que lavas y siempre se pierde uno por arte de magia. ¡Ya sé porqué es! (lo de Dios no lo del calcetín).

Es que estoy ciega… Sí, sí,  como tú, no creas que soy única. Lo que sucede es que Dios “ES” y no es una persona que esperamos nos conteste bajito… “ES”, es lo que  para el mundo, el oxígeno, simplemente Está a tu lado (como el espacio de aire que cada uno respira). 

Es el verbo “Estar”, y como estamos a lo nuestro… Se nos “pierde” y decimos: ¡Jué, se fue! y eres tú quien ha vuelto la cabeza…  

Si le tuviéramos presente como a nuestras manos o pies, veríamos que ¡Hasta nosotros haríamos milagros! Porque no serías tú sino Él a través de ti. ¿Qué cual es el problema? No poner nuestra vida en sus manos… Una falta de confianza y olvido, una falta de feeeeee…  Brutal.

¡Menuda regañina me estoy echando!

Jesús oraba constantemente para estar en comunión con su Padre y le ayudara. ¿Es que no Le podemos imitar? La “pera” ahora somos nosotros y ¡después decimos!   
    
La frase “Soy el que Soy” me trae loca pero creo que lo he entendido: Sencillamente Está (Es); Estuvo (Fue) y Estará (Será), siempre al lado y dentro de todo. No hay que buscarle, hay que hablarle.

¡Oh Dios! Gracias.


  Emma Díez lobo

viernes, 25 de septiembre de 2015

El último de la cola


Ser el último es bueno… Por situación, porque nadie te empuja, porque no quisiste demostrar “nada”, porque dejaste pasar a los que te apartaban para destacar, porque quedaste al lado de la puerta… 

Y ¿Son llamados “débiles”? ¡Pues de eso nada! No queremos el poder, ni las alabanzas; no nos gusta la vanidad ni la envidia; tampoco el lujo, los Maseratis o los joyones y menos aún la gran “vidorra” (aburrida, vacía o temida).  

¡Pobre gente! No deben saber que en verdad somos los “libres”, ajenos a la avaricia y apariencias, vivimos sin miedos; no nos llevan a juicios escandalosos: Lehnam Brothers; no tenemos terribles conciencias: Teodoro Obiang… Sí, son innumerables contando también a los que nos rodean y a veces (por desgracia, en nuestra medida) a nosotros mismos. Cada uno dará cuenta de su responsabilidad.    
      
¿Qué no es así? Esperad unos añitos o un día y lo veréis. Los débiles no están solos y aunque algunos o muchos mueran por pura necesidad material, les esperan con los brazos abiertos en la puerta grande, esa que se construyó  para ellos y se cerró para los que adoran y adoraron la Buena vida, el Dólar y el Poder.  
  
No somos débiles sino fuertes ¡Ojalá lo fuéramos aún más ante Dios!, al fin y al cabo, ante el hombre. Él lo dijo muy muy claro para que nadie sufriera y ¡Mirad el resultado de la desobediencia! 

¡Chicos, a lo nuestro y en la lucha para evitarlo! Cafelito en compañía, con churrito si se tercia y lo mejor del mundo: Amigos de verdad y que nadie nos mire excepto Dios. ¿Qué más se puede pedir?
  

 Emma Díez Lobo

    

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Abrazar el Evangelio





Puesto que en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor sincero de hermanos, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro.  Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece .
1 Pe, 1,22-25




Queremos abrazar el evangelio contra nuestro pecho y hacerlo con todas nuestras fuerzas porque deseamos que las palabras que escuchamos empapen nuestro corazón, lo libren de sus ataduras y lo transformen.

Queremos que las palabras que oímos, lleguen al lugar primero de nuestras intenciones, de nuestros sentimientos y de nuestros pensamientos; para que, así, todo lo que hacemos, pensamos, sentimos, venga del Dios que tanto anhelamos.

Sin embargo, sabemos que nosotros  tan sólo,  podemos tener la voluntad de extender los brazos y retener las palabras que sabemos pueden transformar en vida, la muerte que tantas veces perseguimos .Pero Cristo, solamente nos pide que lo abracemos.

Solamente a él le corresponde el milagro de que esas palabras traspasen los huesos y se hagan uno con nuestro alma.

¿Cómo ocurre?

No lo sé

Pero, cada día, camino los pasos de este sendero que traza Dios y experimento como el cielo se derrama en un corazón que ya nada se parece al que antes era.

Yo solamente pongo el deseo de que así sea; Dios hace lo demás

Yo le digo: Señor, quiero, y… él se ocupa.

No hay experiencia comparable a sentir cómo el aliento de Dios roza nuestra espalda y nos hace amar lo que antes ni siquiera conocíamos.

Nada se parece al deseo de querer morir para que él sople sobre nuestras cenizas y cree en nuestro alma de nuevo la VIDA, SU VIDA

Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme
Salmo 50. 1


  Olga Alonso Pelegrin

lunes, 21 de septiembre de 2015

El primero sea servidor de todos





«Dadles vosotros de comer».

«Id por todo el mundo».

Señor, Tú dijiste estas palabras a los apóstoles,
y hoy me las dices a mí.

Me llamas a proseguir tu causa,
soy tu enviado; enviado a los pobres.

Cada mañana me despierto alegre
y sueño con un mundo justo como el que Tú querías.

Gracias por la confianza que me das.

La cosecha es grande y los obreros pocos,
pero yo soy uno de ellos porque Tú me has enviado.

Mucha gente vive en la miseria, y nadie les hace caso,
pero yo soy el buen samaritano, porque Tú me has enviado.

Dame audacia
para caminar por las estrechas callejuelas de los pobres
y encender una luz.
Dame amor.

Cada acción es una nueva aventura contigo.

Empújame, pues quiero llevar buenas noticias a los pobres.

Gracias por poder continuar tu obra.

Gracias por la confianza que me das.

Patxi Loidi



domingo, 20 de septiembre de 2015

La espiritualidad une y fortalece a la familia




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Todavía existen familias, padres e hijos, que unidos rezan la oración litúrgica de Laudes. 
Todavía se ven en alguna que otra iglesia a padres e hijos participar en la Misa dominical. 
Todavía, algunas comunidades familiares, leen, meditan y comparten criterios de la Palabra de Dios. 
Todavía, la espiritualidad familiar une y fortalece el amor entre todos.

No es de extrañar que tales familias experimenten el amor mutuo y los vínculos de paz entre las dos generaciones. ¿Razón? Quienes simultáneamente se unen-tratan al Dios de la Paz-Amor, reciben gracia, paz y amor. Si juntos, los unos y los otros, piden amor y la paz; si la base triangular, (los miembros de familia), se unen con el vértice, Dios, la fe nos dice que Él responde con generosidad a todos y cada uno de los que le invocan. Y así, la familia que reza unida no solamente permanece unida sino que fortalece la espiritualidad de todos. Y encuentra el camino hacia la felicidad y la perfección.

Espiritualidad cristiana 
En sentido amplio, por espiritualidad se entiende el camino hacia el interior. La interioridad es denominador común de toda espiritualidad, pues el hombre se entiende a sí mismo como espíritu y se define como espíritu. La espiritualidad incluye la relación con lo trascendente, con el Misterio sin excluir el camino hacia los otros, hacia la actuación en el mundo. La apertura del yo al tú surge de la noción de persona cuyo centro es esencialmente relación, comunión y diálogo.

Para un cristiano, la espiritualidad es la respuesta de quien vive bajo la acción del Espíritu y se esfuerza en integrar toda su persona desde la fe, la esperanza y el amor. Será también el modo de estructurar la vida cristiana con sus objetivos, exigencias, motivaciones, obstáculos y medios.

Lo que pide una espiritualidad compartida
En primer lugar, no se concibe una vida comunitaria donde los miembros no se respetan ni ama. Menos se entiende una vida familiar cristiana que no comparte la fe. Y en este sentido, se puede afirmar que existe auténtica familia en la medida en que se comparten las alegrías, la realización personal, las preocupaciones, las esperanzas y la fe.

Muchos cristianos opinan que la vida espiritual es algo “muy íntimo”, reservado para la propia persona. Sin embargo no falta quien confiesa que una espiritualidad compartida en casa dio mayor consistencia a su familia. ¿Es fácil o difícil compartir la vida espiritual?

Criterios. No se reduce la espiritualidad compartida a la vivencia del amor como sentimiento, o a la vivencia conjunta de alguna que otra virtud humana como el servicio, la fraternidad, fidelidad, respeto, responsabilidad, etc. Ni se limita a recitar ocasionalmente alguna oración o rito sagrado. Es más bien la vivencia conjunta de padres e hijos de la misma fe con sus expresiones de piedad, liturgia y compromiso apostólico. Es decir, que se trata del grupo-familiar convertido en una comunidad cristiana dinámica.

Como ideal, la espiritualidad compartida está presente en la familia que reza unida, lee y reflexiona sobre la Palabra de Dios. Comunidad donde todos participan juntos en la Misa y en otros sacramentos, se reúnen para revisar la respuesta de su fe y para reflexionar sobre los acontecimientos familiares a la luz de la fe, de la vocación cristiana. Es la comunidad familiar donde sus miembros se corrigen y animan para seguir testimoniando el compromiso de Cristo y para alcanzar la santidad. En una espiritualidad compartida entra como factor importante la colaboración en obras de caridad o de evangelización.

Los fundamentos de la espiritualidad familiar. 
Ante todo, están los “cimientos” que sustentan la vida espiritual personal de cada cristiano. Pero la espiritualidad añade el matiz “comunitario-familiar” que proviene de su condición de “pequeña iglesia doméstica” alimentada por el sacramento del matrimonio. Como fundamentos:
*  La familia es parte del Pueblo sacerdotal...
*  Todos llamados a santificarse en la vida familiar
* La familia se alimenta del sacramento del matrimonio. Las gracias del matrimonio-sacramento influyen en toda la vida familiar para santificar las relaciones interpersonales, para ayudar a superar los múltiples problemas de la convivencia, paternidad responsable, castidad conyugal, educación y testimonio apostólico.

La familia como una comunidad de amor. Es el ámbito apropiado para que sea realidad el amor fiel a la alianza bautismal: el amor fecundo que ayuda a la realización de los otros; el amor de cruz que libera al otro con el sacrificio personal; el amor de resurrección al superar con la gracia y la esperanza las tribulaciones de la vida; el amor de signo al manifestar a todos la caridad de Dios-Familia-Amor.

Dificultades para compartir la espiritualidad 
Muchísimas, pues hay que superar los obstáculos graves contra la convivencia y el testimonio de la fe. Y actualizar las gracias del sacramento del matrimonio.

Por ello, es muy comprensible el escaso porcentaje de familias cristianas que compartan su fe y su piedad. A lo sumo, alguno de sus miembros vive particularmente la espiritualidad cristiana. Pero que todos compartan resulta más difícil todavía cuando no existe el mínimo de práctica religiosa.
Falta una educación comunitaria de la fe. De hecho cada uno “se las entiende” particularmente con Dios. No existe confianza para compartir algo tan íntimo como es la fe o las manifestaciones de la piedad.

Falta la espiritualidad particular. Quien descuida la expresión de su fe o no la vive...mucho menos podrá compartirla con otros. A lo sumo se contenta con alguna que otra manifestación de devoción individual.

Y existen otras dificultades. Como son: la falta de tiempo adecuado para reunirse con tranquilidad; la mentalidad, porque los hijos no comparten las ideas y costumbres religiosas de sus padres; los choques y conflictos que enfrían la confianza y alejan a las personas; los malos testimonios que “restan” autoridad; las tensiones, peleas y hasta odios que convierten la comunidad de amor en pequeñas islas aisladas; -los criterios y prejuicios sobre la fe compartida (le parece una hipocresía). Falta de autoridad de los padres al no dar el testimonio que convenza a los hijos...

Manifestaciones.
La oración, la Misa y la Liturgia de las horas. Manifiesta la espiritualidad cualquier actividad del espíritu desarrollada en la comunidad familiar como son las conversaciones sobre la ayuda a la familia.
Orar juntos. “La familia que reza unida permanece unida”. Se pueden aprovechar circunstancias familiares que motiven la petición, la gratitud, la alabanza... O simplemente basta con invocar la presencia de Dios con las oraciones espontáneas o tradiciones, piadosas o litúrgicas como el rezo en familia del rosario, la bendición de la mesa, el rezo de alguna parte de la Liturgia de las Horas, de algún salmo…

Sugerencias para fomentar la espiritualidad en familia 

La oración y especialmente la participación de todos juntos en la Misa.
La revisión de la vida familiar a la luz de la fe. ¿Qué nos dice el Señor a nuestros problemas? ¿Cuál es su voluntad sobre el camino a seguir? ¿Cómo pueden mejorar nuestras relaciones personales?

La celebración en familia de los acontecimientos litúrgicos. Es toda la familia quien expresa su fe y su amor en los tiempos litúrgicos (por ejemplo en Navidad o en Semana Santa).

El diálogo sobre la fe y el compromiso. En la familia se deben comentar con interés los acontecimientos que afectan a la vida del mundo y de la Iglesia.
La ayuda mutua para madurar en la fe. Son los padres los primeros educadores de la fe de sus hijos. Pero son también los hijos quienes pueden actualizar muchos criterios y actitudes religiosas de sus padres.
La reconciliación conyugal y familiar. ¿Se rompió la paz y la caridad? Urge la reconciliación motivada por la fe, centrada en el diálogo y finalizada con la penitencia sacramental.

La vivencia de la piedad popular. En el hogar o fuera de él, pueden compartir los miembros de familia devociones populares que sean típicas y que ayuden a expresar la fe y el amor a Dios, a la Virgen, a los santos. Muchos miembros de familia participan juntos en Cofradías con sus actos religiosos.

La espiritualidad, difícil pero necesaria para llegar a la perfección y la felicidad.


Ser y Vivir hoy
Periodista Digital
Urbano Sánchez García


sábado, 19 de septiembre de 2015

Ayuno, ayuno…





¡Qué importante es para Dios nuestro ayuno! Siempre he escuchado que te acercas a Él cuando te conviertes en “ayunador”.

Pero… Me pregunto ¿Qué es el ayuno? No tengo ni idea. No creo que sea no desayunar, pues yo nunca desayuno ni mi familia tampoco y no estamos ayunando, es que no nos apetece un pelo. Sin embargo aquel que se “infla”, a lo mejor si lo deja… ¡Ayuna! No sé, no sé si es esto.

Para mí es privarte de lo que te apetece y te cuesta pasar sin ello. Más que ayuno, lo llamaría sacrificio, renuncia, privación.

Pero no comprendo muy bien qué ganamos diciendo: “¡Hoy no me tomo el cafelito de rigor mañanero! o ¡No voy a la “pelu” y me quedo hecha una bruja por un tiempo! porque quiero ayunar”. En verdad tampoco creo que sea esto.

¡Dios ayúdame porque no me entiendo!

- A ver ¡amor de mis amores! Lo que pretendo con el ayuno es darte un regalo para tu bien y el mundo que te rodea.   

El no desayunar pensando en quien no puede meterse ni un vaso de leche… Sería un ayuno, no por no tomarlo sino por ser consciente del sufrimiento de tu hermano.

No comer cuanto deseas o no comer a tope en horas de hacerlo, es lo mismo, siempre que seas consciente del hecho y en su lugar (en privado), eleves unas oraciones  por el hambre en el mundo.  

Si no vas a la “pelu” y ese dinero lo das a un necesitado, eso aparte de demostrar tu caridad, es ayunar de algo que para ti es muy necesario…  Pero más lo es aquel que vive en la necesidad y tristeza ¿no crees?

Ayunar es una limpieza del corazón y prueba de fe. Yo también lo hice en el desierto…

Ya “menterado”, es decir, que ayunar es sacrificarse ante Ti. Es como meterte dentro de tus entrañas para ser más fuerte en voluntad y, despojándote de los sentidos estar en comunión con el Espíritu y carencias del hermano. ¿Es así?

- Bueno sí, parecido…
   

Pues chicos: ¡AYUNO, AYUNO, AYUNO! Y Dios lo premiará dándote el don de la fuerza y una sonrisa para tu alma.   


  Emma Díez Lobo  

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Quién eres ¿Saulo o Pablo?




¡Con qué facilidad decimos ser cristianos! Pero de santos es serlo...

Ser Cristiano No es ir a misa, ese acto es para convertirnos con la fuerza de la Palabra. No es rezar, las oraciones son para que intercedan por ti. No es tener un Rosario con 50 Ave-Marías, eso es para la paz mundial. No es confesar y comulgar, ese regalo es para tu perdón y aumentar tu fe. No es cumplir con las festividades, eso es un Mandamiento. No es dar limosna, sino compartir lo que “no” tienes. No es el Rosario de la Misericordia, ése es para las almas del purgatorio. No es leer el Evangelio, hay que cumplirlo. No es contarlo si no empiezas a entrar en acción. No es, no es…

Es una lucha encarnizada, un cambio de chip, un ver la obra de Dios en tu prójimo ¿Lo puedes hacer?

Mira a ese que no conoces; al otro del que te hablaron mal; a éste que te ha partido el corazón… ¿Les puedes aceptar en tu vida? ¿Rezas por ellos? También son obra de Dios y Dios les ama tanto como a ti… ¿Puedes entender a Dios? Te pide que les mires con amor… Te pide seas Cristiano.

No te cobijes en tu Bautismo, no es suficiente, hay muchos actos donde damos de lado a Dios. Lo que quiero decir es que seamos conscientes. Ser Cristiano es AMAR y, AMANDO, miraremos a Dios de frente.
  
Llegó un día en mi vida en que dejé de criticar al mundo; me uní a batallas contra la injusticia sin mirar los rostros de los injustos; llegó un día en que cualquier ser humano me dolía y, aún así, no era fiel cristiana, me faltaba tanto…

Debía amarles como a mí mismo. Lo intenté cada día y en esa batalla me encuentro. Sí, es posible, y me di cuenta de lo que Jesús quiso decirnos antes de morir; lo explicó de mil maneras y nos enseñó a orar para que siendo “Saulo de Tarso” (enemigo), nos convirtiéramos en San Pablo (el mayor defensor del cristianismo).  
   
Vayamos pues y confesemos que no amamos bien y comulguemos para pedir un buen corazón. Entonces las almas volverán a manos de su Creador y justificaremos a Cristo.      


Emma Díez Lobo

lunes, 14 de septiembre de 2015

Amigo ¡Te pesa el alma!








Camina, camina hacia adelante sin mirar atrás. Cada día amanece y todo es diferente, es el firmamento que envejece y renace cada segundo del tiempo. No, nunca será igual al día anterior…

Con tu cuerpo llevas el alma, jamás te olvides y aunque subyugado por el mal cientos de veces, no existe pasado para Dios si te reclinas ante Él.

A ti, amigo incrédulo ¿Por qué no lo haces? ¿Quieres llevar contigo el lastre hasta tu muerte? Mira que te están avisando y ofreciendo a manos llenas en tu presente, la Gracia de enterrar tu “basura” (el alma te pesa).  

Habrás visto una Cruz muchas veces, miles… No le has dado valor alguno y sin embargo desde hace 2015 años, todos los pecados fueron perdonados ante esa Cruz. Pero ¡Amigo! tú naciste después y no es lo mismo, tú debes ir a que te perdone Dios… Y Él ya no está en la Cruz pidiendo perdón para ti sino en los oídos y boca de su Iglesia, hoy Católica, Apostólica y Romana con Pedro a la cabeza -lo dijo en vida para los que naceríamos después-.

Dios borra con goma blanca y de tinta nuestro pasado hasta ese momento en que decidas ser perdonado y te regalará un nuevo diario para que lo llenes de amor y obras; también mojado de “perlas saladas” como las que Él derramó por ti ¡No sabes cómo valora tu cruz si no te enfadas con ella!!!

¡Anda ve! y el ayer morirá. El tiempo nuevo será diferente, existiendo para avanzar en la verdad y, un día morir para volver a VIVIR (tantas veces repetido…).

Y acuérdate de que mirando hacia Dios, ni tú ni Él volveréis la mirada hacia atrás.

¡Si te contara cuánto pesaba mi alma! Pero ya lo he olvidado.      

     
Emma Díez Lobo

domingo, 13 de septiembre de 2015

Romero sólo......



Ser en la vida romero,
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos. 

Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo. 

Ser en la vida romero, romero..., sólo romero. 

Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.

Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos. 

La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos,
decía el príncipe Hamlet, viendo cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo un sepulturero. 

No sabiendo los oficios los haremos con respeto. 

Para enterrar a los muertos como debemos cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.

Un día todo sabemos 
hacer justicia. Tan bien como el rey hebreo la hizo Sancho el escudero y el villano Pedro Crespo.

Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo. 

Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero, ligero, siempre ligero.

          Sensibles a todo viento
          y bajo todos los cielos,
          poetas, nunca cantemos
          la vida de un mismo pueblo
          ni la flor de un solo huerto. 

          Que sean todos los pueblos
          y todos los huertos nuestros.

 [León Felipe]


viernes, 11 de septiembre de 2015

¡Padre!!!



Él gritaba reclamando ayuda pero no oía a Dios… Y entonces escribí:

- ¡Padreeeeeeeee!!! No te veo…

- Yo a ti sí

- ¡Padre!!! ¿Me escuchas?

- Siempre lo he hecho

- ¡Padre!!! ¿De verdad estás conmigo?

- Te hice para Mí

- ¡Padre, a pesar de lo que dicen, ni te veo, ni te escucho, ni te siento a mi lado!

- ¿Qué ni me ves ni me escuchas?

¡Padreeeeeeeeeee!!!

- Me vas a romper el tímpano, ve a la Iglesia, estoy en el Santísimo donde hay una vela roja encendida; escúchame en boca de mis consagrados, no hago más que hablar y me entrego a ti en Cuerpo y Sangre si tú quisieras…  

- Sigo sin escuchar nada ¡Qué fatalidad!!!

- ¿Pero quieres ir donde te digo?

- Hoy voy a meterme en una Iglesia, tengo necesidad de estar en silencio y además ¿Qué voy a perder?    

- Ahí te quiero ver yo… Te daré paz, te perdonaré, me oirás y te daré mi real Cuerpo. Es mi milagro para ti.

- Al fin fui. Estuve tranquilo y tuve ganas de hablar con un sacerdote… Me confesé sin saberlo y sentí tranquilidad; escuché su Palabra y dijo cosas para mi vida; por último Comulgué y… ¡Dios mío, tuve paz dentro de mí!

Debía dedicar unas palabras a la soledad y tristeza del hombre. Por favor intentadlo y veréis que no miento y si queréis seguid escuchándole en vuestra intimidad, leedle y orad con Él. Poco a poco el milagro de la fe te acompañará.

Ponte en sus manos, déjate caer en Él y sigue tu vida sin amargura. Vive el hoy con Él y no tengas prisa, te prometo que Le sentirás porque siempre contesta.

 ¡Pero no pierdas un minuto, no Le hagas esperar!   

  
Emma Díez Lobo

jueves, 10 de septiembre de 2015

Siempre es hora de la gracia






Siempre es hora de la gracia,
¡despierte el alma dormida!

Los cangilones del sueño
van hurtando el agua viva
en la noria de las horas,
de las noches y los días.

Peldaños de eternidad
me ofrece el tiempo en su huida,
sí, ascendiendo paso a paso,
lleno mis manos vacías.

Sólo el tiempo se redime,
quitándole su malicia.

Como una sombra se esfuma
del hombre vano los días,
pero uno solo ante Dios
cuenta mil años de espigas.

"Tus años no morirán",
leo en la Sagrada Biblia:
lo bueno y noble perdura
eternizado en la dicha.

Sembraré, mientras es tiempo,
aunque me cueste fatigas.

Al Padre, al Hijo, al Espíritu
alabe toda mi vida:
El rosario de las horas,
de las noches y los días.

Amén.

[Bernardo Velado Graña]

martes, 8 de septiembre de 2015

El 2º Edén




Hoy me pinchan los cardos; hay tormentas y me asustan; tengo dolor y no puedo moverme; veo sufrimiento por las guerras y me estremezco. Sí, la vida también es así,  pero…

No culpemos a Dios. Semejantes a Él en libertad, tuvimos la libre elección:

Si Eva hubiera hecho caso… (¡Caray con la  señora ya podía haber pensado en otro árbol!); y ¿Qué me decís de Adán? Otro, que si hubiera sido fiel a Dios… (¡Alucinado con la señora ya podía haber mirado para otro lado!). Ni la muerte hubiera existido ni el cielo se hubiera cerrado.

 Entonces Dios se apiadó del mundo y dijo:

- “Voy a enviar a mi Hijo a ver si arreglo este terrible estropicio que han montado”. Sin dudarlo, lo hizo. Abrió el cielo de nuevo y… ¿Qué pasó?

Que teniendo una 2ª oportunidad (con la diferencia de la muerte y el dolor de la vida), no hemos sido conscientes del sagrado envío del Hijo, es más, nuestro comportamiento ha sido peor ¡Le hemos matado y seguimos matando!  
  
¡El colmo! Viene a darnos un “salva conducto” y, ¡hala! a la Cruz porque dice y hace cosas Divinas. El ser humano y su libertad parecen no conjugarse: Poquito bien y con risas y a manos llenas, el mal.

Bueno, pues a pesar de todo ahí está Él, dale que dale insistiendo en la bondad del alma, poniéndonos un nuevo Edén llamado Evangelio o “Jhesua’s Eden” exclusivo para cada uno de nosotros y ¿por qué?, porque quiere tenernos a toda costa a su lado.   

Por favor, no comamos “frutas prohibidas”, no estropeemos la última ocasión de VIVIR CON ÉL, pensadlo. El día que venga, separará las ovejas de las cabras (lo dijo y lo cumplirá), pero será tarde para quien “comiéndolas” no las “vomite”

Esta es la Gracia y el privilegio que tenemos nosotros y no tuvieron ellos…  
       

¡Ufff, cuántas veces he hecho “el cabra”, Señor! Gracias por este 2º Edén de infinito perdón y, te pido me conviertas en una OVEJA genial, de esas que tienen mucha lana y siguen al Pastor que las protegió, protege y protegerá con su Vida…  Jesús.  



Emma Díez Lobo

sábado, 5 de septiembre de 2015

La oración son los brazos del Señor




Y como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan 
y a Jacobo , y subió al monte a orar. Mientras oraba, la apariencia de su rostro 
se hizo otra, y su ropa se hizo blanca y resplandeciente.

Lc 9,28-29


Siempre que queremos sentirnos abrazados por el Señor, rezamos.

Tan solo levantar los ojos y lanzar una palabra a Jesús desde nuestro corazón, y sentimos sus brazos infinitos abrazando nuestra soledad, nuestro miedo, nuestra angustia.

Tanto nos aprieta contra Él que, a medida que nuestra oración discurre lentamente, sentimos que nuestra pena se diluye y su amor nos invade.

Deberíamos rezar sin descanso para no dejar de experimentar estos momentos, pero, para poder rezar tenemos que parar nuestro tiempo y entrar en el tiempo de Dios.

Y el tiempo de Dios exige silencio y los hombres vivimos entre tanto ruido….

A veces  el ruido de nuestro interior es incluso más fuerte que el de nuestro entorno.

El ruido de nuestros planes, de nuestra vanagloria, de nuestro control, de nuestras vanidades, de nuestra soberbia.

Somos así, Padre, a Ti no te vamos a engañar.

Estamos hechos de polvo divino mezclado con barro muy pesado que sujeta nuestros pies al suelo.

Queremos elevarnos, pero el barro tiene querencia a la tierra.

Por eso, cuando rezamos, Tú consigues que nuestro barro cambie su naturaleza durante unos minutos y todo nuestro ser se convierta en una nube de Ti, entre tus brazos.

Todo nuestro cuerpo elevado y fundido con el corazón de Dios, en un abrazo infinito, intenso, eterno….


Señor, te estoy llamando, ven de prisa, 
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.

Salmo 140, 1-2

Olga Alonso Pelegrín

viernes, 4 de septiembre de 2015

Piedras en la orilla




Paseaba sobre las piedras de la orilla dejando el mar a mi izquierda con el encaje de las olas acariciando mis pies… Me agachaba para observar el tiempo desde la creación del mundo; piedras infinitas, mañana… arena de mi continente. Una blanca, otra gris, rosada… Y me las traje conmigo evitando su futura decadencia.

Me dije, es la obra de Dios en diminuto y me atiborré de ellas para edificar pequeños presentes para Navidad.

¡Tantos regalos da Dios! Sólo hay que detenerse un momento y te llena las manos y el corazón de cuánto deseas… Piedras, flores, arcillas, amor, camino, amparo, libertad, oración, perdón y Reino.

Alguien me dijo: “Háblame del amanecer y del atardecer” y sólo pensé en Dios y en la suerte que teníamos de seguir admirando el color del cielo: De celeste a negro pasando a veces por blanco y gris… ¡Espectacular! Y en cada minuto, una nueva oportunidad de salvación…

Mis piedras me cuentan eso y más. Es el fondo marino de Dios que aparece ante mis ojos para que yo me surta de regalos; son como palabras y letras de colores en las orillas de nuestros mares; pruebas constantes de Dios para este mundo, donde puso su mirada hace millones de años.

Por esa elección y por crearnos a ti y a mí para nacer, deberíamos darnos cuenta de lo especiales que somos y si además vino a pasar unos años con nosotros para ayudarnos a ir con Él, no tengo palabras para agradecer tanta fortuna. 

¡Qué bella es la tierra! y ¡Mucho más lo será el cielo!!!         

            

Emma Díez Lobo

miércoles, 2 de septiembre de 2015

¡No, no me digas nada!




- Dime Dios ¿Qué tal estas?
No, no me digas nada… ¡Fatal!!!

- Dime Dios ¿En qué piensas?
No, no me lo digas… ¡Me conozco, me conozco…!!!

- Dime Dios ¿Qué haces?
¡Ya!, tampoco me digas nada… “Arrebuscando” discípulos ¡seguro!

- Dime Dios ¿Qué quieres?
Lo sé, no me digas nada… ¡A ver si las neuronas nos funcionan de una vez!

- Dime Dios ¿Y tus anhelos?
Lo sé, lo sé… ¡Yo Creo en tu Hijo!!!

- Dime Dios ¿Cuándo vas a venir?
A esto ni me contestes… Me parece que ya te lo estás pensando y me da “yuyu”. ¡Danos más tiempo “porfa”!!!

- Dime Dios ¿Dónde estás ahora?
¡Calla calla!... Que te siento aunque no vea tu mano sobre mí.

Pues ¿Sabes qué? Que no sé para qué te pregunto si todos los que te seguimos pensamos lo mismo gracias a la razón, la libertad y el corazón que nos instalaste. Lo que sucede es que ¡No tenemos mucho arreglo, Señor! 

Necesitamos que nos machaquen las cosas una y otra vez, miles de veces. 

Ya veo lo que hace LA SAGRADA LIBERTAD para poder estar contigo eternamente, sin ella, sería imposible ni tendría sentido haber nacido.

No dejes de bombardearnos ¿eh?, y gracias por todo de verdad.      


 Emma Díez Lobo