martes, 10 de noviembre de 2015

Tú me miras




Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”
Hb 12, 1-2

 

Tu me miras todo el tiempo.

Yo te miro, sólo a veces.

Tus palabras simplemente necesitan que mi vida deje el mundo y mis ojos te miren.

Y entonces, se desbordan en cascada en los huecos de mi alma , que te aguarda.

Levanto mis ojos a ti, buscando otro encuentro en el mundo.

Dormido todo lo que me ata al suelo, siento tu aliento ocupando mi ser.
Y, tras el encuentro, yo a mis quehaceres, y Tú, mirándome.

Siempre mirándome….

Así me aguardas Tú para que, si el mundo me cansa, yo solamente, gire mis ojos y abrace otro encuentro, donde ya no hay nada más que Eternidad.

¿Adónde iré lejos de tu aliento, adónde escaparé de tu mirada?

Salmo 138

Olga Alonso Pelegrin

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