lunes, 21 de noviembre de 2016

Bienaventuranzas del Adviento



Felices quienes siguen confiando, a pesar de que hay mil razones para desconfiar.

Felices los que con su vida y trabajo allanan los caminos torcidos y buscan la paz y facilitan hacer las paces.

Felices los que trabajan por hacer de esta tierra una convivencia que sea «un cielo».

Felices los que perforan el silencio y saben escuchar los gemidos de los hombres y las mujeres de hoy.

Felices los que acallan y callan y en el silencio encuentran la Palabra de Dios en las palabras y situaciones que la gente vive.

Felices los que en la escucha encuentran la palabra que es profecía, denuncia, grito de los que no tienen palabra.

Felices los que no solo rellenan los baches sino que roturan y trazan caminos nuevos para que transiten los descaminados.

Felices los que en el frío dan calor; los que en la noche ponen luz; los que en la soledad son compañía; los que salen de su ensimismamiento y acampan, como Dios, aliado de los heridos, malheridos y marginados.

Felices los que sueñan, como nuestro Dios sueña, un mundo mejor.

Felices los que han encontrado a Dios y se convierten en camino para que otros vayan a Dios.

Felices los que viven guardando lo que no entienden y esperan en Dios para entenderlo todo.

Felices los que no se desaniman porque saben que la tierra está habitada por Dios y su fuerza es más fuerte que el mal.


J. Jáuregui

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